M. Alvarenga
Cómo descargaron su ira sobre ti, presunta victima;
Arrojando sus piedras verbales, como si estuvieran libres de pecado;
Con odio, manipulados por la ambición de poder, y sin lástima;
Gritaron en coro tu expulsión, como si nunca hubieras estado de su lado.
No ha sido una cátedra de consideración, ni de tolerancia;
Prevaleció la irracionalidad, la soberbia y el odio en la decisión;
Todo el pueblo observó como testigo la arrogancia;
Del partido que se benefició con tu presidencia que ahora te paga con expulsión.
Todo inició desde aquel día quince de marzo de dos mil nueve;
Cuando el pueblo temprano con la decisión se levantó;
Como el sol que con su calor a medida que avanza el día, desvanece la nieve;
Así también ese pueblo con su voto y valentía, esa cadena de gobiernos derrotó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario