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Aire pintado. Un vuelo de jazmines. Un valle
dormido en el recuerdo, más que en la geografía.
Un pueblecito ingenuo con una sola calle.
Y en el azul inmenso los ojos de María
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El angel de la vela su amoroso detalle
de luz quieta y callada sobre el aire ponía.
A la doncella eterna se le insinuaba el talle
como una flor celeste bajo el candor del día.
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Abriendo cielo arriba su lirio la campana,
sonoro de zenzontles el pueblo amanecía
y era mayo en el tiempo de mi niñez lejana.
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¡Mundo de amor! ¡Oh! sueños de tierna compañía,
quién pudiera deciros como aquella mañana:
"¡Venid y vamos todos con flores a María!"
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