(Soneto escrito a la orilla del Manzanares,
por don Francisco de Quevedo y Villegas)
Sangre de don Quijote llevo en las venas mías
soy un contemporáneo de Lope y Garcilazo;
adoro los gregüescos, los jubones de raso
y las viejas ventanas de espesas celocías.
...
En este siglo veinte de las bellaquerías,
por mi romanticismo, soy un vivo fracaso...
¡Llevo sobre mi alma tres centurias de atraso!
¡Pesan sobre mis hombros las glorias de otros días!
...
Eterno enamorado de los viejos rincones,
amo el Madrid antiguo, lleno de tradiciones
¡el de los desfíos y las rondas galantes!
...
Y suelo muchas veces, a la luz de la luna,
sobre el cimiento roto de una torre moruna,
dialogar con la sombra de mi amigo Cervantes...
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